jueves, 5 de mayo de 2011

MARTIN RODRIGUEZ

I

Acaba de tocar a su hermana como quien toca un santo

con la mano acalambrada de sudor y terror,

y talco, y ella acaba de tocarlo

como se toca a un cristo colgado,

de rodillas, mientras él se abrió la sotana

para que vea que de su tetilla

pende aún la mora...

Mordéla, sacále el jugo y dejá

que me adoren las viejas.

Vos llevate la fruta fresca

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II

El rosismo de la abuela hacía los culitos mas blancos,

con sus pasiones negras.

Tu cuerpo ? Nos decía.

Un plato lleno de ofrendas, de limosnas

Estás sentado sobre tu cuerpo.

Y Cristo está sentado sobre el globo de la tierra.

No fuiste plantado ni sembrado,

ni tu tronco tiene raíz.

Él te sopla y te secás como hojarasca.

Por vos caen las jojas del árbol vencido.

Niño tapado por hojas.

La hora de la separación del alma y la carne

sucede en ese otoño

que tapa la imagen,

bajo esas hojas la abuela mata un gallo,

bajo esas hojas dos hermanos se aprietan las tetillas,

bajo esas hojas se deshacen lombrices,

bajo esas hojas,

bajo esas hojas,

bajo esas hojas.

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