Sos como una perdiz empollando, todo
el día en la cama, reina de la indolencia,
cuidando todo el día que no se vaya el calor.
Sacerdotisa mía, panadera,
dame esa hostia para ingresar al cuerpo
de la bondad; andariega, zapato tibio para insultar y acariciar.
Perdiz que viene volando y aterriza y queda suspendida
sobre mi corazón, como una escarapela, como una fiesta
nacional. Sal y harina. Pereza, panadera.
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