jueves, 5 de mayo de 2011

ROSMARIE WALDROP

Solo en conexión con un cuerpo, tiene sentido una sombra. Yo llamé perro a la mía, el modo en que corría delante de mi en la polvareda, respirando veloz y estirando su pequeño hocico ahí adelante- pese a que hay intervalos en que la luz se aquieta y el aire no resiste. Abandonada en mi cuerpo, la memoria de las casas a una cierta distancia, sus techos y chimeneas para que la oscuridad fluya en convenciones arbitrarias. Por eso no te gusta cuando me emborracho. Me quedo dormida en la calle, sin una mísera sombra donde yacer y el gentío se agolpa a mirar, temeroso de verse defraudado.

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